En el año 2009, en medio de un pequeño taller, nació una idea que cambiaría la forma en que las personas se conectan con la belleza de la naturaleza. Cristóbal Guerrero, un apasionado amante de las flores, fundó nuestra floristería con un sueño en el corazón y un ramillete de esperanza.
Desde entonces, hemos cultivado mucho más que simples flores; hemos cultivado emociones, recuerdos y momentos inolvidables. Cada pétalo que pasa por nuestras manos lleva consigo la promesa de alegría, consuelo y amor.
Nos enorgullece ofrecer más que solo arreglos florales; ofrecemos experiencias que tocan el alma. Cada ramo es cuidadosamente creado para transmitir emociones, desde la más tierna gratitud hasta el más apasionado amor.
Nuestro equipo de talentosos floristas trabaja con dedicación y pasión para dar vida a cada diseño. Cada flor es seleccionada con amor, cada tallo es cortado con cuidado y cada arreglo está imbuido con el corazón y el alma de nuestra floristería.